Uno de los imperdibles de la comuna de Pichilemu es visitar la Ruta de la Sal en la localidad de Cahuil, así que no podíamos dejar de ir. Desde Punta de Lobos, hay que dirigirse hacia el sur y luego doblar a mano derecha, está todo bien señalizado.
Lo primero que ves al ingresar a Cahuil son unos puestos de artesanías y comida que están al costado del puente, te recomendamos seguir adentrándose al pueblo y luego si les queda tiempo y ganas pasar por estos lugares, aunque siempre son atractivos, hay muchos otros panoramas que hacer siguiendo el camino.
Basta dejar un poco atrás el pavimento para que el paisaje rural se haga protagonista y poco a poco aparecen Las Salinas, pueden tener una linda vista desde un mirador en Barrancas, eso sí, es importante recalcar que en temporada invernal Las Salinas están inundadas por la subida de las aguas, estas comienzan a activarse desde fines de septiembre cuando inician las labores de limpieza… aun así el paisaje te envuelve.
El trabajo de extracción de sal data de tiempos prehispánicos, en la década de los 70 un 60% de la población vivía en torno a esta labor y hoy sigue siendo realizada por campesinos agrupados en una Cooperativa de Salineros, de hecho puedes conversar con ellos en una caseta que se encuentra a orilla del camino, donde te cuentan de la extracción, su historia y puedes comprarles directamente los distintos productos con sal que tienen disponible, sal gruesa, flor de sal, sal con variedad de condimentos y sal aromatizada con rosas para darse baños que “sirve para apretar el cuerpo” nos contaba con carisma quien atendía el lugar.
Este lugar también es buen sitio para observar aves, distintas especies de cisnes, garzas, patos, entre otros, se divisan con facilidad, de hecho el nombre Cahuil proviene de la gaviota del mismo nombre que se encuentra en cantidades. Con sus sentidos abiertos, un poco de paciencia y atención se pueden ir percibiendo las diferencias entre estas aves constituyendo un mundo de aprendizaje para los amantes de la naturaleza.
El paseo no termina aquí, siguiendo hacia la localidad de Pañul, encuentran otros de los trabajos tradicionales de la zona, tinajas y cerámicas, pueden comprar directo a los productores y visitar donde se elaboran sus grandes hornos y bonitos diseños. Si se tientan con algo para su casa pensarán en volver en camión o camioneta, hay hermosas piezas de gran peso y tamaño, aunque también pueden encontrar utensilios para la cocina que de seguro lucirán muy bien y serán un buen recuerdo.
En esta ruta también es posible visitar uno de los molinos de agua que aún se preservan, la molienda con métodos rudimentarios es todo un atractivo de valor educativo sin duda, aquí es donde pueden conseguir harina de quínoa, otro producto para llevar a casa.
Como ven, en la Ruta de la Sal encontrarán mucho más que este gustoso elemento, su historia, productos y gente hacen de esta escapada una experiencia que pueden compartir y atesorar.
No dejen de conocerla.
Datos:
- Las salinas están en plena operación desde octubre a febrero.
- El camino tiene tramos de ripio y de pavimento, pero esta en buen estado.
- Al final del pueblo de Cahuil hay un galpón donde acopian sal y también venden productos.