La mañana siguiente nos encaminamos rumbo al Cementerio n° 2, que se puede observar desde la mayoría de las terrazas del cerro Alegre. Lamentablemente y debido a la fecha estaba cerrado, así que seguimos subiendo por el cerro Cárcel para dar con un lugar más que recomendable: el Parque Cultural Valparaíso.

Éste se encuentra emplazado en lo que antiguamente era la cárcel de la ciudad y que hoy constituye un magnífico panorama para visitar, no sólo por su valor patrimonial, en que incluso se rescata un edificio que data de la colonia, sino que también,  se trata del área verde más extensa y es un magnífico ejemplo de recuperación de espacio público, en donde diversas agrupaciones culturales tienen cabida. En el recinto se encuentran: un teatro, salas de música, danza y otras artes escénicas,  salas de ensayo, cafetería y diversos espacios coronados por un hermoso parque con terraza que ofrece una panorámica increíble de la ciudad. Además se instalan en el lugar una feria artesanal y foodtrucks. Si tienen la posibilidad, recomiendo las visitas guiadas para conocer más detalles de este lugar lleno de historia.

Por la tarde decidimos conocer  El Internado, un restaurant y espacio cultural, que a pesar de estar emplazado en una antigua casona, es de arquitectura muy moderna y funcional repartida en tres niveles. Saboreando unas deliciosas hamburguesas, una de carne y otra vegana, y un par de aperol spritz se nos pasó el resto de la tarde en la terraza. Nos comentaron que muchos eventos  culturales tienen lugar en las salas que se encuentran en el primer piso, y que en esa oportunidad albergaban una muestra fotográfica. También había una tienda de diseño y una sala de juegos junto a otras dependencias que no alcanzamos a conocer. El calendario de actividades puede verse en la página web del local.

Como es habitual en Valparaíso, la música puede encontrarse en cada rincón de la ciudad. Así concluimos la noche al son de una comparsa que deleitó por más de una hora a los transeúntes que pasaban cerca del ascensor Reina Victoria.

A pesar de un amanecer algo lluvioso, al día siguiente,  las nubes rápidamente se abrieron, dando paso a un espléndido sol que nos acompañó en todo el paseo por otro favorito nuestro: El paseo Yugoslavo, un lugar al que definitivamente hay que ir cada vez que se visita la ciudad, no solo por la hermosa vista al puerto, que se puede apreciar en todo su esplendor, sino también por la presencia de músicos callejeros y artesanos que siempre se hacen presentes en el lugar. Así, al son de la música andina disfrutamos de románticos momentos, mientras recorrimos el sector que alguna vez fue la zona más acomodada de la ciudad albergando imponentes casonas como el palacio Astoreca y el palacio Baburizza, entre otros. Este último alberga el Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaiso, que es una visita obligada, no solo por su hermosa arquitectura, sino también por ser una de las colecciones de arte más importantes y extensas del país.  El museo cuenta con una colección permanente por la que hay que pagar el ingreso, además de ello siempre existe una colección itinerante bastante completa que es gratuita. De todas maneras, vale la pena conocer ambas colecciones. Para almorzar encontramos un muy buen lugar  a pasos del museo y del ascensor, el restaurant El Peral, lugar acogedor y con mucha onda, con una terraza exquisita con vista a la bahía  y geniales esculturas además de música jazz en vivo.

Además de los platos de especialidad, tienen tres opciones de menú, (entrada y plato de fondo por 8000 pesos) nos decidimos por uno que contemplaba una crema de legumbres con queso azul, ensalada verde con peras  flambeadas, pimientos  y aderezo a la mostaza y  merluza austral asada con papas rústicas y varios vegetales que no recuerdo, pero todo muy bien preparado que decidimos acompañar con unos refrescantes aperol spritz de piña y pepino que deben ser de los mejores que hemos probado.

Durante la tarde, recorrimos los alrededores, visitamos las surtidas gift shop que se encuentran en el sector próximas al ascensor El Peral, quizás uno de los mejor mantenidos. Luego de una larga caminata por los alrededores,  concluimos nuestra estadía disfrutando de un café  y cheesecakes desde la hermosa vista de la terraza del café Baburizza.

Nos despedimos de esta ciudad,  en donde tradición,  cultura y patrimonio se  mezclan y que con sus coloridas calles atrae a miles de turistas al año, pero que también resulta un destino  ideal para viajes en pareja.  Nos trajimos las mochilas y la memoria llena de recuerdos de mágicos momentos. Así es Valparaíso, un punto en nuestro mapa en donde convergen el arte, la historia y las tendencias. No dejen de visitarlo y ser atrapados por su encanto.

Datos Viajeros

– La mayoría de los hoteles no cuentan con estacionamiento propio, o bien estos se encuentran alejados, por lo que hay que considerar un pago extra para ese fin.

– Existen varios walking tours, uno de ellos es Tours4tips, que parte todos los días desde la Plaza Sotomayor, en la mañana y en la tarde. Son muy completos y duran aproximadamente 3 horas. La tarifa por el servicio es voluntaria y depende del grado de satisfacción de los usuarios.

– El precio de los ascensores en su mayoría es de 100 pesos y están todos bien mantenidos, especialmente el Peral, ubicado en el cerro Alegre, y el ascensor Espíritu Santo, ubicado en el cerro Bellavista, que fue recientemente reinaugurado.

– No importa si viajan durante un feriado. Al ser una ciudad tan turística, encontrarán la mayoría del comercio funcionando como cualquier día, hasta altas horas de la noche, incluyendo gift shops, restaurantes y minimarkets, especialmente en los barrios patrimoniales.

– Abundan las terrazas con hermosas vistas al puerto, ideales para una cena romántica.

Carla y Marcela

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