En ocasiones no necesito más que un momento a su lado, un espacio para contemplar el mundo juntos, para dejar que la vida fluya sin preocupación ni apuros.

Por eso los parques son un entorno ideal, en toda época otorgan un buen panorama para llenar los pulmones de dicha. En otoño se colorean las hojas y es posible jugar a pisarlas y sentir su crujir a nuestros pies. En invierno, cuando la lluvia da un respiro, sostener un café caliente y acurrucarnos en una banca es un momento muy placentero. En primavera, cuando el cielo aún tiene algunas nubes que acarician el fondo celeste, podemos contemplar a la gente y pasar una tarde conversando. Y en verano, no hay mejor descanso que reposar a la sombra de un árbol.

Será la cercanía con la tierra, será el punto de encuentro de muchas historias, será el espacio amplio donde hay otros, pero también estamos solos. No sé qué será, pero disfruto tanto pasear ahí.

Este respiro de la rutina se va haciendo ritual, por lo que buscamos la ocasión de volver a los parques, descubrir nuevos y sumar lugares que nos complementan la experiencia.

Así, caminando por dos tradicionales espacios de la capital, El Parque Forestal y El Parque Bustamante, encontramos dos sitios donde puedes comenzar o terminar un paseo. Son lugares que se esmeran por ser una buena propuesta y logran encantar con detalles.

A pasos del Parque Bustamante y del metro del mismo nombre se encuentra el nuevo Restaurant Adelle, un rincón apacible, amablemente atendido, donde cada día hay alternativas de menú a un precio muy razonable y en un entorno acogedor. Almorzamos ahí, los manteles a cuadros blanco y negro me hicieron pensar en un café parisino, lo que se ajustaba muy bien con la música de Amelie de fondo.

El menú contempla una entrada, plato de fondo y postre, una pequeña jarra con agua saborizada con limón y pepino natural protagonizaba los intermedios. Al paladar se siente un toque casero y a la vez se nota una dedicación especial. Sin duda el sitio para comer rico y luego caminar por el parque a disfrutar la tarde.

En otra de nuestras salidas, esta vez por el Forestal, nos dio un poco de frío y deseábamos un buen café. Un pequeño local al costado del Bellas Artes nos invitó con el aroma y ahí nos quedamos. Es el Café Forestal que hace pocos meses reabrió y de la mano de sus dueñas ofrece un agradable espacio, ricas preparaciones, buena onda, incluso libros que te pueden acompañar en la espera de tu amadx.

 

Dos lugares nuevos, dos espacios distintos, sitios a los que llegas fácilmente en metro, sitios que sin duda suman a tu tarde en el parque.

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