Así fue… o casi. No fue hasta el final final, pero sí donde acaba el Chile continental. Un viaje al extremo sur para descubrir lugares increíbles.

Tomamos el avión desde Puerto Montt hasta Punta Arenas. Estaba felizmente despejado y pudimos ver desde el cielo la majestuosidad de las montañas y glaciares patagónicos. Teníamos dos semanas de emociones por delante, así que una sonrisa nos invadió el rostro. Frecuentemente nos escapamos en viajes cortos para oxigenar el cuerpo y el espíritu, pero cuando vamos más lejos procuramos dejar todo arreglado para disfrutar de varios días, así aprovechamos mejor la inversión del pasaje.

Ya en Punta Arenas, nos quedamos en calle O´Higgins a una cuadra de varios interesantes restaurantes para disfrutar de cocina internacional, entre ellos Mesita Grande, La Luna y La Cuisine. Este ultimo nos gusto mucho, es un pequeño local, sencillo, un ambiente apacible y atendido por su dueño, ideal para una tranquila cena después del largo viaje. Leonel pidió un pato a la naranja, clásico francés, estaba muy bueno. Yo, para probar algo distinto comí liebre, un sabor nuevo, carne magra, que me convenció en su preparación, luego del postre nos fuimos caminando y respirando el aire fresco mezclado con una leve llovizna.

Esa noche nos dormimos cansados, la habitación estaba calentita como es habitual en estos lados, así que no temas a pasar frio… siempre está la opción de dormir bien abrazados.

Punta Arenas es una cuidad linda, limpia y puedes escuchar varios idiomas recorriéndola, es muy concurrida por turistas de distintas nacionalidades. Su arquitectura está influenciada por los europeos que colonizaron esta zona a inicios del siglo XX, cuenta con varios edificios clásicos y museos para conocer más de su historia.

Hay imperdibles, por supuesto, que complementan el tiempo de los dos en esta hermosa ciudad, aquí algunas alternativas:

Kiosko Roca, no puedes dejar de ir, no por nada se ganó el reconocimiento a la mejor picada de Chile… así que al comenzar un día fuimos a conocerla. A eso de las 8:00 estaba llena, tuvimos que esperar un poco para poder entrar, al parecer muchas personas compraban la especialidad para llevar a sus trabajos. Después de probar lo entendí todo…

El menú, todo un clásico en tierras magallánicas, choripanes o choriqueso y leche con plátano, sí, leíste bien, pero no de esos choripanes con la longaniza entera se ve más bien de esta manera.

kioskoroca

Pedimos tímidamente dos cada uno, eran panes pequeños, fresquitos, tibios y crujientes, costaban algo así como $500. En poco tiempo teníamos los platos vacíos y como tendríamos un activo día por delante pedimos dos más mientras hablábamos con la mesera, quien amablemente nos contaba sobre la cantidad de personas que los van a visitar.

Cuando andas en modo vacaciones, relajado y deseoso de conocer, este tipo de lugares encantan realmente, después tendrás la ocasión de contarle a tus amigos o escribirlo en un blog y acuñar un buen recuerdo compartido.

En un día así, levantándose temprano,  puedes conocer el Fuerte Bulnes, ir a la zona franca de shopping, pasear por la costanera, ir al cementerio, recorrer las calles, visitar la plaza de armas y por supuesto besar el dedo del ona, si quieres volver… así cuenta la creencia popular.

ona

Este dedo lo encuentras en el Monumento a Hernando de Magallanes que data de 1920 y está ubicado al centro de la Plaza del Armas, dicen que la leyenda se inició con un marino español que pidió buena fortuna, como le resultó y volvió a Punta Arenas, pudo contar su historia haciéndose muy conocida y perdurable.

Es muy entretenido ver el dedo reluciente de tanto beso, por supuesto también pedimos volver, no podíamos dejar pasar la oportunidad.  Luego, con curiosidad y tiempo, nos sentamos en la plaza a mirar el ritual. Todos se acercan, miran la gran estatua, unas vueltas y a sacar la cámara para inmortalizar el momento, incluso nos ofrecimos para sacarles fotos a un par de parejas que andaban en este proceso, después de todo a nosotros también nos ayudan con este asunto de vez en cuando.

 

Es un paseo muy recomendable, sin embargo, nuestro destino estaba más al sur, inspirados en la prístina naturaleza austral, queríamos vivir juntos, por primera vez, una experiencia que te contaré en la siguiente entrada.

Deja una Respuesta